Contra copiar, pegar y plagiar

El otro día leí una noticia sobre cómo en las universidades españolas y otros centros educativos se revisan los trabajos de los estudiantes para evitar y detectar el plagio. Y el problema no es sólo que se copie, sino que no se entienda que eso está mal. 

En un mundo en el que todo está conectado, en el que nos rodeamos de información, es muy difícil saber dónde está lo original. Internet nos ha traído muchos datos, también mucha desinformación que a veces nos cuesta contrastar y la facilidad para hacer nuestro algo que no lo es.

Hay muchas formas de saber si un texto no es original. De hecho, hay múltiples herramientas específicas que buscan en la web para detectar si un contenido es o no 100% único. Muchas gratuitas. Y no hace falta una búsqueda exhaustiva, con un “herramientas para detectar el plagio” en el buscador aparecen unos cuantos links.

Ya no es que sea importante detectar qué es un plagio, sino también aprender que no se debe hacer.  Y ahora es tan, tan fácil, utilizar un texto y no atribuirlo a la fuente…

Estamos inmersos en compartir información en las redes, en publicar imágenes, infografías y vídeos. Por favor, indiquemos quién es el autor y si hay que pedir permiso, hagámoslo. 

No es de recibo elaborar un contenido – con el trabajo que lleva detrás – para que otro lo utilice en su favor. Cuidado con una práctica que no sólo se cuela en las universidades, sino también en todos esos contenidos que diariamente se vuelcan en Internet.

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