Este año la lucha electoral está trayendo muchos ejemplos que nos valen en el área de comunicación. Vemos que tras los resultados electorales todos ganan – bueno, venga, va, alguno se da cuenta de que no y que ha ido cuesta abajo y sin frenos e incluso lo reconoce. Y también cómo los partidos tratan de cambiar la percepción que se tiene de ellos o de sus rivales para conseguir más votos y escaños y, por tanto, ganar las elecciones (sean las que sean).

Entre las estrategias quiero destacar dos, para centrarme en la segunda: el cada vez mayor uso de las redes sociales, y el cambio de imagen. En este sentido, PP y UPYD han modificado su logotipo. La pregunta que me hago es si un cambio de logo es suficiente para modificar la imagen que los votantes tienen.

En julio el Partido Popular presentó su nuevo logotipo. En palabras de sus responsables, era una evolución con el objetivo de ser más diáfano y legible. Mantenía sus señas de identidad, el color, la gaviota, pero incluía una tipografía distinta y todo estaba enmarcado en un círculo que según explicaban era símbolo de centralidad. La presentación del nuevo logo trajo además un sinfín de reacciones en Twitter (ya sabemos que la red social está plagada de ingenio).

Ahora es UPYD quien presenta su imagen renovada con un logotipo donde mantiene el color magenta y se le da más valor a la Y . El cambio, que ya se anunció en agosto, quiere formar parte de la propia renovación del partido tras los cambios que ha sufrido en los últimos meses.

Aunque probablemente los responsables de ambos partidos consideren que este cambio implica acciones más profundas en el seno de ambas organizaciones, no sé si el cambio de ambos logos ha hecho o va a hacer que estos partidos sean percibidos de manera distinta por los electores. Y esto es algo extrapolable al mundo empresarial. Un logo nuevo debe implicar que el cliente también vea una nueva empresa o una nueva forma de hacer las cosas.