Pagar a cambio de publicar

Ya he comentado que la línea que separa la publicidad y la información cada día es más estrecha. Incluso hay veces que no existe y que te encuentras con medios en los que si no pagas, no te publican contenido – por muy bueno que este sea.

De hecho, incluso, hay medios que te publican y luego te llaman para pedirte dinero por esa publicación o por haber tenido el detalle de publicarte en otras ocasiones. Y también está el método “costes de producción”.

Desde que trabajo en esto, he visto muchos acuerdos comerciales con medios, en muchos casos, totalmente legítimos y en los que quedaba claro que contratar un anuncio no implicaba directamente publicación de contenido.  También he visto cómo en algunos acuerdos se contemplaban entrevistas, tribunas o casos prácticos, pero siempre tratando de que no fueran comerciales y se respetara la diferencia entre información y publicidad.

La mayoría de las veces, no nos engañemos, en este tipo de acuerdos se mira con mejores ojos a la empresa que apoya al medio que al que no invierte en publicidad. Y eso ha sido siempre así. No digamos en los tiempos que corren.

Con la crisis publicitaria, los medios están recurriendo cada vez más a la contraprestación.

Sin embargo,  cada vez más y lo digo de forma generalizada, los medios se están convirtiendo en folletos y en plataformas para determinadas empresas que ven que si pagan, se les publican sus contenidos – digan lo que digan y sin contrastar ningún tipo de información. Siempre hay excepciones a la regla, por supuesto, y medios que desde mi punto de vista mantienen firmemente el principio de no mezclar temas comerciales con información. La pena es que cada vez son menos.

Por supuesto, que cada publicación es libre de elegir su línea editorial y su política comercial. Pero mi opinión es que no se debe engañar al lector. Dar premios a los que los pagan, publicar noticias exclusivamente de quien pone pasta sin importar el contenido o sufragar suplementos donde se publican entrevistas comerciales sin avisar de que es contenido pagado, no es ético.

Y tampoco es ético para el periodista. Muchos de ellos están viendo cómo se convierten en mensajeros de la empresa que paga a su revista. El verdadero periodismo cada vez se diluye más, como la línea que divide la publicidad de la información.

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