Una comunicación honesta

Me gustaría reflexionar sobre la honestidad y lo que significa para la comunicación y las relaciones públicas. Según el diccionario de la RAE (Real Academia Española de la Lengua), honesto es algo decente, decoroso, razonable, honrado, recatado…

No voy a ser la primera en decir lo necesaria que es la comunicación honesta, ni tampoco la única. La honestidad en la comunicación empresarial e institucional tiene, desde mi punto de vista, que serlo desde el mismo mensaje hasta la relación con el receptor. Hay que ser honesto con lo que se escribe, y hay que ser honesto con el periodista y hay que ser honesto con el cliente (sobre todo si eres una agencia de comunicación o un consultor independiente).

Y esto significa que desde el primer momento en que inicias una relación – y esto abarca a todos los aspectos de la vida, no sólo al profesional – la sinceridad y la honradez deben estar presentes. Imaginemos una reunión con un posible cliente donde se le dice sí a todo.

Cuidado, ese es un error e importante. Hay que sopesar las circunstancias, ver si efectivamente es posible, analizar cuánto trabajo hay que desarrollar para esos resultados y una vez que hemos escuchado a la persona que tenemos delante ahí es cuando tiene que estar presente la honradez. ¿Vamos a ser capaces de cumplir sus expectativas?

El segundo error es mentir en el mensaje, exagerar lo que se dice, no contar toda la verdad o incluso decir una y otra vez lo mismo. He llegado a ver publicado en años diferentes la misma información, el mismo producto lanzado, sin ninguna novedad, sin nada nuevo. ¿Es esto honesto? A mí me parece que no.

Y el tercero es no ser honrado con los periodistas. Es un gran error. No nos olvidemos que los periodistas, los medios de comunicación, son nuestros prescriptores y no hay que contarles cosas que no son, ni hay que comprometerse cuando no se puede cumplir con lo prometido. Si decimos que una entrevista es en exclusiva es porque lo es, si decimos que una información es una primicia es porque lo es y, si decimos que vamos a expandir un negocio es porque así va a ser.

Las mentiras, los engaños, las trampas no deben hacerse en comunicación porque las harás una vez y mermarás una relación que debe ser fluida y sincera. Quizá la honestidad no debe ser una postura, sino una forma de ser y una forma de entender la vida.

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