Hablando con algunos periodistas ya experimentados, comentábamos las dificultades que están pasando los medios con ediciones en papel. Siendo conscientes de todos los problemas que tiene en general la prensa, parece que son los medios nacidos en la era digital, como prensa meramente online, los que mejor están sabiendo adaptar sus contenidos y enfrentarse a la crisis.

Quizá, reflexionábamos, teniendo en cuenta el importante descenso en la inversión publicitaria, la prensa con una gran trayectoria en papel ha tardado en reconocer el valor de lo digital y no ha sabido adaptarse. La opción de la prensa escrita – en muchos casos especializada – ha sido plegarse a un modelo basado en el acuerdo comercial.

Entiendo que es complicado estar en la cabeza de los editores que ven que las cuentas no salen. Quizás echando números la única forma que han visto para sobrevivir ha sido publicar sólo contenido del que paga. Incluso llegan a dejar aparcadas sus ediciones digitales, dándoles menos importancia. Los recursos son los que son, si tienes un número limitado de periodistas, en algo evidentemente habrá que reducir.

Pero, ¿la ética del medio, su credibilidad ante los lectores no se puede ver comprometida? ¿No se estarán perdiendo nuevos anunciantes que piden contenido de calidad? ¿Es el papel quizá un lastre en este caso?

Si resulta que la publicidad ha caído debido a la crisis económica, hay menos anunciantes y al final sólo publicas contenido de los pocos que invierten en ti, entonces, ¿no se darán cuenta los lectores de que te has convertido en un folleto comercial y perderás suscriptores?

Lógicamente hay modelos de negocio tradicional, con gerentes y directores generales que siguen viendo en el papel su mejor herramienta para llegar a sus clientes. Y tendrán razón si invierten en medios impresos.

El problema, es que cada vez más, sobre todo en el ámbito de la prensa especializada, el tufillo comercial de muchos de ellos está haciendo que los lectores se empiecen a plantear qué es lo que están leyendo.