“Hoy me he levantado con un ojo hinchado, algo me ha sentado mal”, “me pica la nariz, eso es que va a llegar la primavera”, “en la comisaría, poniendo una denuncia, anoche entraron a robar en casa”… ¿¡cómo no van a entrar?! Si estás contando tu vida directamente en Twitter y lo puede leer cualquiera.

Son ejemplos ficticios, pero seguro que no distan mucho de la realidad. En mi Timeline, donde sigo medios de comunicación, empresas y profesionales, me encuentro con más de un tweet parecido. Y la pregunta es: ¿Es necesario que me retransmitas con qué vino comes o lo que has hecho nada más levantarte? A lo mejor lo del vino sí, si es que lo patrocinas y te pagan por ello.

Entiendo que des opiniones, que respondas comentarios, que entables conversaciones con tus seguidores,… pero que me cuentes cada segundo de tu vida… ¿cómo es posible que gente a la que no conozco de nada sea capaz de contarme no sólo a mí, sino a todos sus seguidores y a todos aquellos que pasen por su perfil, si está en el cine con sus hijos?

No lo niego, soy un poco neurótica de la privacidad. Pero creo que este mundo cada vez es más pequeño – que ya lo era antes – pero ahora, con Internet y las RRSS,… se ha vuelto minúsculo. Muchas veces me pregunto cómo hacemos para compaginar vida personal y vida profesional. Quizá cuando leo estos tuits la respuesta me aparece clara: es que a lo mejor no hay necesidad de contar tanto. 

¿Qué me aporta a mí saber si eres alérgico al polen? ¿O si se te hincha un ojo? Esto es lo de siempre, a quién quiero comunicar y el qué. Pues probablemente, este ejemplo sea importante para el médico o para su madre (la del que escribe el tuit, no la del médico). Espero que sean seguidores…

Y más preguntas, ¿qué lleva a emitir esos mensajes? ¿Por qué una persona con multitud de seguidores, la mayoría del ámbito profesional, comparte este tipo cosas? ¿Ego? ¿Notoriedad? ¿Necesidad de amigos?