Cómo definir el estilo de la comunicación
A la hora de comunicar, es importante definir el estilo con el que vamos a impregnar nuestros mensajes. Y, para ello, debemos partir del sector en el que nos movemos, del tipo de público al que nos dirigimos y también de cómo es la cultura corporativa de la marca. Debemos ser capaces de aunar estos aspectos para establecer un estilo que nos defina e identifique.
Tener un estilo propio a la hora de comunicar nos va a ayudar a posicionarnos en el mercado y a distinguirnos de la competencia. Sin embargo, hay que hacerlo siguiendo una serie de consignas que se ajusten al entorno, canales, públicos,… el objetivo final no se nos puede olvidar: hacer llegar nuestro mensaje de la forma más adecuada posible.
Y eso a veces nos puede obligar a ser más creativos o, todo lo contrario, a no serlo.
¿Qué nos ayuda a definir nuestro estilo de comunicación?
– El público: tenemos que tener claro a quién tenemos que convencer. ¿Es público joven, tradicional, senior, profesional, …? En gran medida el estilo (cercano, desenfadado, divertido, oficial, serio, técnico, etc.) vendrá dado por qué le gusta escuchar a ese público y en qué forma.
– El entorno: probablemente en los sectores más tradicionales, la capacidad para innovar en los mensajes sea más difícil, mientras que en los más vanguardistas o creativos estaremos obligados a hacerlo.
– La propia empresa: cómo queremos que ese público perciba a la compañía y los empleados: cercanos, flexibles, empáticos,…
– Los canales: el resto de aspectos nos va a ayudar a elegir los canales con los que acercarnos a nuestros públicos. Una vez seleccionados, los responsables de marketing y comunicación tendrán que trabajar juntos para que el estilo de los mensajes y el conjunto de la comunicación seas acordes a público, entorno y empresa. Pero el propio canal también marca unas pautas que tampoco tendremos que olvidar.
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